Las escenas de la película
explican sin dudas algunos aspectos que aún subsisten en la justicia penal.
Primero, la idea de un juez omnisciente, supra terrenal que trasciende a todas
las partes en el asunto. Dos, un enorme conservadurismo en la figura de quien
instruye. Su idea, ya está formada y se mueve en función de todo aquello que
avale su postura. También, vemos como recurre a la excepción, porque la
protagonista, se considera el exegeta de la doctrina cristiana, y justifica apartarse de ella sólo para
sostenerla. Ella, entiende que su labor tiene lagunas, pero el dogma que lo
sustenta no, y es quien procede según su arbitrariedad, entendiendo que es en
sí misma, infalible, es decir, no debe de ser cuestionada.
Es una postura bastante
arraigada en la justicia penal, dado que las interpretaciones de los hechos son
tan amplias, que la verdad a buscar se torna algo remoto. Nietzsche decía que
no existen verdades, sino interpretaciones. Y esto lo demuestra.
Por último, esa postura
de buscar la verdad, es similar a la postura del juez donde argumentando que el
valor justicia es absoluto, soporta eiségesis de emergencia y excepción, y
siempre es subsanado por la idea suprema, la del Bien en sentido platónico.
Citando a Albert Camus en
EL HOMBRE REBELDE, podemos resumir la postura que expresó: “En cierto punto de su camino, el hombre absurdo es solicitado. La
historia no carece de religiones ni de profetas, ni dioses. Se le pide que
salte. Todo lo que puede responder, es que no comprende bien, que es no es evidente.
No quiere hacer, precisamente, sino lo que comprende bien. Le aseguran que eso
es pecado de orgullo, pero no entiende la noción de pecado; que quizá el
infierno está al final, pero no tiene bastante imaginación para representarse
ese extraño porvenir; que pierde la vida inmortal, pero eso le parece fútil”.
ALEX REAL - JAVIER DHIPOLITO
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