La escena permite
plantear la diferencia entre un derecho penal cuyo objetivo es llegar a
una verdad histórica y otro que busca la verdad
procesal. Este análisis, según Ferrajoli y Muñoz Conde, permite afirmar
que la búsqueda de la verdad debe encontrarse limitada por el respeto a los
derechos fundamentales del acusado, evitando la persecución de la “verdad” a cualquier
costo.
La
hermana, por convicción, cree en una única verdad a la que pretende llegar
manipulando pruebas y logrando una renuncia que entiende como confesión. Ella
ya arribó a una conclusión mucho antes de dicha confesión, manipulando hechos
hasta construir su propia versión, lo que permitiría cuestionar el cumplimiento
de la garantía de imparcialidad de los jueces si fuera un proceso penal.
Asimismo, si la
persecución al padre fuera penal, se violaría el principio de inocencia porque
se presume la culpabilidad del profesor, que es quien entonces debe probar su
inocencia. Además, la recurrente mención al pasado del padre podría asimilarse
al agravamiento de las sospechas y la pena por el solo hecho de la
reincidencia, dando lugar a un derecho penal de autor que persigue por lo que
la persona es y no por lo que ha hecho.
A
diferencia de lo que representa la hermana, nunca la búsqueda de la verdad en
un proceso penal justifica la violación de derechos fundamentales del
individuo: un Estado de Derecho debe lograr el equilibrio entre dicha búsqueda
y el respeto por los derechos del acusado.
Hernández Lehmann, Victoria
Dopazo, Ezequiel
Cassani, María Eugenia
Dopazo, Ezequiel
Cassani, María Eugenia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario será publicado después de que se apruebe. No nos mandes más de una vez el mismo comentario.